El marketing de influencers no da resultados. Ha muerto. No funciona.
Más de 20 millones de personas en el mundo se hacen llamar influencers.
Las marcas ya se han dado cuenta que no hay ventas. No hay resultados.
Los influencers no muestran sus resultados y es imposible seguir sus clics y conversiones con lo que trabajamos a ciegas sin datos. No hay seguimiento efectivo.
El caso de una joven estadounidense con 2,6 millones de seguidores en Instagram que no logró vender ni 36 camisetas ha puesto en evidencia la enorme burbuja sobre la que se ha levantado el mercado de la publicidad en las redes sociales.
Se han contratado a 3 mega influencers para una campaña muy conocida.
Un poquito con una de las 3 personas porque se ha dejado asesorar.
No queremos seguir engañando a las marcas con posibles resultados que no van a ser ciertos.
Con los micro influencers se obtiene algún resultado. Pero muy poco.
El 90% de las campañas realizadas con ‘influencers’ durante el año pasado en España fueron un rotundo fracaso y muchos clientes admiten estar saturados. Y seguramente ha sucedido lo mismo con otras agencias de publicidad y marketing.
Sin embargo el negocio de la influencia sigue en pie por todos lados a pesar de las evidencias porque los empresarios siguen creyendo en hadas y duendes.
Les queda poco tiempo.
Vamos a ofrecer más ADS porque dan mejores resultados con 25 menos de coste. Mucha más publicidad digital.
Solo los nano influencers de entre 2.000 y 5.000 seguidores están dando algún tipo de resultado.
El problema es que los seguidores ya no creen a sus influencers. No se creen los productos.
Hay un truco para utilizar a los influencers y a sus seguidores sin que los influencers se den cuenta.
¿Reenfocamos campañas con las nuevas ideas?